lunes, 31 de octubre de 2011

Bello Encapuchado

Señor Director:

En su columna publicada el pasado jueves, Cristián Warnken hace un ejercicio justificado pero arbitrario al recurrir a argumentos infundados. Nos recuerda algo que la mayoría de lo chilenos compartimos (la importante misión que la Universidad de Chile (UCH) posee para nuestra República), pero acusa infundadamente al Presidente Sebastián Piñera de ningunear y abandonar a la UCH, por no mostrar hacia la misma un “genuino afecto y compromiso”, ya que los recursos propuestos por el gobierno en el presupuesto para el próximo ciclo fiscal no estarían a la altura de la institución.

No comparto para nada las aseveraciones que Warken le imputa al Sebastián Piñera, toda vez que en la actualidad la UCH es la institución universitaria que recibe mayores ingresos fiscales, sin necesariamente albergar a los estudiantes más vulnerables del país que constituyen la esencia del movimiento estudiantil.

Infiero por tanto que Cristián habla sin tener en cuenta que la UCH sí recibe un trato privilegiado con respecto a las otras 15 instituciones universitarias estatales y cobija a la alumnos que reciben la mejor educación en Chile. Según datos del Ministerio de Educación, durante 2010 la Universidad de Chile obtuvo por parte del Estado 35 mil millones de pesos (sumando AFD, AFI, becas, fondos de retiro y fondos concursables), cifra que alcanza casi el 40% de los gastos operacionales de la institución. De esta forma, la Universidad de Chile triplica los recursos percibidos por la USACH, que es la segunda universidad que más dineros fiscales recibe. Asimismo, en su columna Warnken omite, entre otras cosas, que el gobierno tiene contemplado crear un Fondo de Fortalecimiento de las Universidades Públicas, que inyectará de forma inédita un total de US$ 77 millones en un plazo de cinco años.

En ese sentido, me parece antojadizo acusar al Presidente Piñera de estar cometiendo un “crimen de Estado” por no entregar más recursos a la Universidad de Chile, cuando los datos demuestran todo lo contrario.

Todos reconocemos el hecho que la UCH ha sido cuna de grandes líderes y es un factor clave en el desarrollo de nuestro País. Sin embargo, el gobierno de forma adecuada está ahora focalizando sus políticas en los estudiantes que no provienen de las élites. Más allá de los montos de dinero involucrados, lo fundamental de la propuesta del Gobierno en materia de educación, es su objetivo de avanzar hacia mejores estándares de calidad, teniendo presente en todo momento que la educación es –en todos sus niveles, y especialmente la que se entrega en los primeras etapas- el gran instrumento para lograr la igualdad de oportunidades que exige a gritos la sociedad chilena.

En definitiva, lo que el Gobierno (y por ende el Presidente Piñera) busca es que en las próximas décadas el nuevo acervo económico, social y cultural de Chile (los nuevos Parra, Maturana, Varela y Góngora) no provenga exclusiva y principalmente de la elite chilena que cobija la UCH, sino también de diversos rincones del país donde encontramos Universidades regionales, privadas, Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales.

Rafael Pastor Besoain
Profesor Escuela de Gobierno y Gestión Pública
Universidad de Chile