miércoles, 12 de septiembre de 2007

Comparto con ustedes un muy buen post de Jorge Schaulsohn


Escrito por Jorge Schaulsohn - Coordinador General de Chile Primero

Tras décadas de ausencia, la inflación vuelve a amenazar el poder adquisitivo de los chilenos. Las causas, desgraciadamente, son mucho más profundas que las razones climáticas o estacionales esgrimidas por la autoridad y si no se corrigen tendrán nefastas consecuencias.

El populismo y la demagogia se ha apoderado del debate político. El gobierno ha ido crecientemente cediendo a las presiones de grupos de interés y casi todos los conflictos sociales terminan con la "chequera sobre la mesa". El aumento desmedido del gasto público, el que por segundo año consecutivo superara con creces el crecimiento del producto, está generando inflación. Y eso que aún no vemos las consecuencias de haber relajado la regla del superávit fiscal del 1%, reduciéndola al 0,5%, hecho celebrado como un triunfo por un sector de la Concertación y que, sin lugar a dudas, aumentará las presiones inflacionarias.

En este contexto, los llamados a debilitar la autonomía del Banco Central, pilar fundamental de la estabilidad económica, con propuestas como el aumento del numero de Consejeros, los cuestionamientos a su Presidente, etc., son una pésima señal.

COMO MEJORAR LOS SALARIOS:
No debemos olvidar las duras lecciones del pasado. Los sueldos no se pueden subir por decreto y cuando ello ocurre resurge la inflación, disminuye la competitividad del país y aumenta la cesantía. Como siempre, los mas perjudicados serán los millones de chilenos que viven de un salario fijo. Esto es particularmente grave en una economía indexada porque junto con el aumento de los precios sube la Unidad de Fomento, los que impacta los dividendos hipotecarios, los créditos de consumo y las deudas en general junto a una serie de servicios básicos cuyas tarifas están vinculadas con la evolución de la UF.

Los salarios en Chile son bajos. Si tomamos los datos de la Casen, observamos que el 70% de las personas que trabaja gana menos de $325.000 por mes. Las razones son estructurales y poco tienen que ver con el tema de la negociación colectiva. El problema radica en que casi el 80% del producto interno bruto (PIB) proviene de exportaciones de materias primas sin elaborar: Minería, Forestal, Pesca y Agricultura que NO GENERAN EMPLEOS DE CALIDAD Y BIEN REMUNERADOS.

Para mejorar los salarios de manera sustentable Chile necesita una nueva estrategia productiva que privilegie la exportación de inteligencia, es decir, la producción de bienes y servicios con valor agregado y sofisticación tecnológica más que la exportación de materias primas sin elaborar. Para ello temas como la flexibilidad laboral y los incentivos o reducciones tributarias y transformación profunda del sistema de educación media y superior con acceso a banda ancha para todos deberían dominar la agenda, especialmente en momentos en que el Estado tiene enormes recursos disponibles producto del extraordinario precio de nuestras exportaciones:

- Que las empresas tributen sobre utilidades retiradas y no devengadas;
- Reducción del impuesto a las personas;
- Reducción del IVA;
- Reducción del impuesto a los combustibles; y
- Exenciones tributarias de hasta 10 años para emprendimientos con valor agregado.

Lamentablemente el énfasis de las políticas públicas no está puesto en el aumento de la competitividad sino en profundizar un modelo asistencialista administrado por una creciente burocracia estatal designada por padrinos políticos. Ello puede resultar atractivo para quienes profitan del clientelismo y sin embargo, fuera de generar corrupción, no mejorará en absoluto ni la movilidad social ni la distribución del ingreso.

La evaluación ciudadana del Gobierno es mala. El Transantiago, la corrupción persistente, la pésima gestión, la falta de liderazgo y las constantes disputas entre los partidos han erosionado la fe de la gente e instalado en el país la idea de que las cosas andan mal. Por primera vez desde 1990 la mayoría de los chilenos no se siente identificado con la Concertación. La guinda de la torta fue el apoyo explícito de destacados líderes y partidos de gobierno a la paralización impulsada por la CUT en contra de su propio Gobierno.

Si no se rectifica, éste pasará a la historia como el Gobierno que lo tuvo todo para dar un salto al desarrollo y la prosperidad pero que no fue capaz de aprovechar la oportunidad; y tal vez, el último encabezado por los partidos de la Concertación.

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