Para José Zalaquett, un conflicto de
interés debe conceptualizarse “… como la existencia de situaciones de riesgo
objetivo para los intereses públicos o los intereses de determinado colectivo
porque una persona (funcionario público o agente privado) que se encuentra
sometida al deber fiduciario de velar por tales intereses, mantiene, a la vez,
cargos, intereses o relaciones de carácter privado (excepcionalmente, también de
carácter público) que le generan el incentivo de favorecer éstos en desmedro o
por encima de aquéllos”; es decir, un conflicto de interés no es un hecho sino
que una situación objetiva, independiente a la calidad moral de la persona
involucrada.
Ahora que la campaña ya partió en la
centroderecha, creo importante traerlo a colación, pues tendrá un impacto no
menor en las precandidaturas de Andrés Allamand y Laurence Golborne. Y las
situaciones objetivas a que se refiere Zalaquett parecieran están mucho más
presentes en la opción de Golborne que en la de Allamand. Basta contrastar las
entrevistas dadas por ambos en el programa Tolerancia
Cero.
En efecto, una de las preguntas que
se le efectuaron a Golborne dijo relación con la conocida y bastante verosímil
versión de que él habría aceptado la vicepresidencia ejecutiva de HidroAysén
antes de transformarse en ministro. Aunque él lo negó rotundamente, esta
circunstancia deja instalada una duda importante que le resta credibilidad
frente al electorado para tener una postura imparcial frente a una muy relevante
problemática. En cambio, Allamand, al poseer mucho más independencia que
Golborne, pudo declarar abiertamente que “HidroAysén está muerto, no es un
proyecto viable”, y que buscará un acuerdo nacional para solucionar este
problema.
La dicotomía es clara. El
oficialismo tendrá que optar entre un político experimentado, libre de
conflictos de interés y que entiende la naturaleza de los problemas públicos, o
un gerente carismático curtido principalmente por una experiencia en el mundo
privado que viene cargada con más de un conflicto de interés. Entre un
postulante que ya está siendo nominado como el de la tasa máxima convencional (MEO lo
señaló así en CNN Chile) u otro que no tiene riesgo objetivo en este aspecto. La
elección no es para nada banal. Ojalá que esta vez los errores del pasado sirvan de
algo.
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