La forma de incorporar productos y servicios innovadores al mercado por lo general va de la mano con campañas publicitarias ingeniosas y el uso de marcas comerciales novedosas.
En efecto, no cabe duda que las marcas comerciales están estrictamente relacionados con la publicidad y por ende son medios valiosísimos que sirven para evitar que competidores inescrupulosos puedan aprovecharse deslealmente de los esfuerzos publicitarios ajenos, como también asegurar que productos de baja calidad no diluyan la imagen comercial positiva que los consumidores poseen sobre ciertos productos en el mercado.
En este sentido, las marcas comerciales son facilitadores de información que reducen los costos transaccionales para los compradores en el mercado al transmitir información sobre el origen y calidad de los productos, y por ende disminuyen el tiempo ha ser invertido por los consumidores en la obtención de la información suficiente para justificar la adquisición de un producto o servicio. Las marcas también permiten a las empresas introducir productos y servicios al mercado que se caracterizan por sus economías de escala y su comercialización a larga distancia en el flujo del comercio internacional. Así pues, las marcas benefician tanto a consumidores como a empresarios porque reducen los costos de adquisición de bienes y promueven el comercio más allá de las fronteras.
Ahora bien, cobra importancia recordar que si queremos como país promover el lanzamiento de innovadores productos o servicios debemos otorgar protección sobre nuevos tipos de marcas, tales como las de color, las tridimensionales, gestuales, olfativas, gustativas, de textura o táctiles, entre otros.
En definitiva, Chile todavía sigue al debe al no estar a la vanguardia en materia regulatoria de marcas comerciales, por lo que resulta clave que nuestro país se replantee la posibilidad de otorgar protección sobre este nuevo tipo de signos distintivos, ya que sin ellos se restringe el rol de los mismos en las campañas publicitarias de productos innovadores.
En efecto, no cabe duda que las marcas comerciales están estrictamente relacionados con la publicidad y por ende son medios valiosísimos que sirven para evitar que competidores inescrupulosos puedan aprovecharse deslealmente de los esfuerzos publicitarios ajenos, como también asegurar que productos de baja calidad no diluyan la imagen comercial positiva que los consumidores poseen sobre ciertos productos en el mercado.
En este sentido, las marcas comerciales son facilitadores de información que reducen los costos transaccionales para los compradores en el mercado al transmitir información sobre el origen y calidad de los productos, y por ende disminuyen el tiempo ha ser invertido por los consumidores en la obtención de la información suficiente para justificar la adquisición de un producto o servicio. Las marcas también permiten a las empresas introducir productos y servicios al mercado que se caracterizan por sus economías de escala y su comercialización a larga distancia en el flujo del comercio internacional. Así pues, las marcas benefician tanto a consumidores como a empresarios porque reducen los costos de adquisición de bienes y promueven el comercio más allá de las fronteras.
Ahora bien, cobra importancia recordar que si queremos como país promover el lanzamiento de innovadores productos o servicios debemos otorgar protección sobre nuevos tipos de marcas, tales como las de color, las tridimensionales, gestuales, olfativas, gustativas, de textura o táctiles, entre otros.
En definitiva, Chile todavía sigue al debe al no estar a la vanguardia en materia regulatoria de marcas comerciales, por lo que resulta clave que nuestro país se replantee la posibilidad de otorgar protección sobre este nuevo tipo de signos distintivos, ya que sin ellos se restringe el rol de los mismos en las campañas publicitarias de productos innovadores.
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