viernes, 17 de agosto de 2007

Encontré muy interesante este artículo de Garretón, publicado en la Segunda.


La innovación y el camarón

Oscar Guillermo Garretón
La productividad total de factores (PTF) es un indicador clave de la capacidad de una economía para crecer en el largo plazo. Mide aquella parte del crecimiento que se debe al rendimiento mayor del capital y de la fuerza de trabajo existente. Se asocia con la capacidad de innovación, cambio tecnológico y emprendimiento transformador que tiene un país.

Según estudios del Banco Central, en la década 1986-1995 más de la mitad del crecimiento anual —un 4,1% en promedio— se debió a la PTF. En la década 1996-2005 esa contribución bajó al 1,1%. Es riesgoso hacer proyecciones, pero este descenso nos alerta sobre las consecuencias de una débil capacidad de innovación y cambio tecnológico. Buenas tasas de crecimiento en un año no garantizan por sí solas la sustentabilidad a largo plazo de éste.

Por ejemplo, España tiene una tasa de crecimiento entre las más altas de Europa, pero la tasa de su PTF es negativa. No es raro. Una masa de aproximadamente 5 millones de inmigrantes al ingresar al mercado del trabajo generan crecimiento, pero su productividad inferior augura problemas.

Australia, en tanto, es un país de población sólo algo mayor que Chile: 20 millones de habitantes. En él hay un gran centro de ciencia aplicada y tecnología llamado CSIRO. Investiga sectores parecidos a Chile, tales como acuicultura, fruticultura, vinos, minería, etc. Su presupuesto anual es de US$ 790 millones. ¡Diez veces los recursos del “royalty” destinados a innovación el año 2006! No nos extrañemos que Australia, hace 15 años desconocido como exportador de vinos, hoy nos supera holgadamente.

La innovación es para Chile una necesidad imperiosa y urgente.
La inversión privada en ella es aún baja, aunque creciendo. El sector público anuncia nuevos recursos. Pero hablar sólo de montos puede ser engañoso. Los recursos en discusión son modestos en comparación con aquellos de los países del mundo que corren delante o en torno a nosotros. Es imperioso que ellos sean asignados íntegramente a su uso más eficaz. No toda investigación científica o tecnológica es innovación, ni toda innovación es científica o tecnológica.

Invención es la primera vez que a alguien se le ocurre la idea de un nuevo producto, proceso o sistema. Innovación es la primera implementación de una práctica nueva. La investigación puede ser para la innovación, pero también puede ser reiterativa, por ejemplo, por loables y necesarios objetivos de docencia. Se trata de conceptos y obras con muchos vínculos entre sí, pero diferentes.

Innovación es transformar ciencia, tecnología o mera inventiva en nuevos productos, procesos, sistemas, diseños o desarrollos. Puede ser por creación, transferencia, adaptación o mera copia; incremental o disruptiva. Steve Jobs, padre de Apple y el IPod, paradigma del innovador, no terminó la universidad y así ocurre con muchos innovadores. Crecientemente se habla más de C + D (Conectividad + Desarrollo), que de I + D (Investigación + Desarrollo), entendiendo que el trabajo innovador hoy es producto de redes locales y globales, de sistemas, no de genios aislados.

En economía aprendimos a producir en lo que somos competitivos, a innovar haciéndonos competitivos donde no lo éramos y a importar aquello en que no alcanzamos a serlo, superando viejos modelos proteccionistas. Hoy es necesario ajustar nuestras políticas de innovación a idéntica lógica abierta al mundo.

Permítanme una advertencia final. La exitosa estrategia nacional de economía abierta es una carretera de doble tránsito que exige una permanente superación. Exportamos hacia donde somos competitivos, pero también tenemos nuestra frontera abierta para otros países del mundo que se esfuerzan por ser mejores. Es la competitividad la que mantiene o cambia el sentido del tráfico. Ella no es “una preocupación de ricos” como algunos creen. Es de los que tienen empleo o lo buscan en una economía que pierde competitividad. En el mundo de hoy, al que se duerme le ocurre lo que al camarón.

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